Ser un buen líder no es fácil, pero ser uno malo sí lo es. Es por eso, que le dejamos algunos de los errores más frecuentes que cometen los jefes y que sus empleados no perdonan. Le aseguramos que hay muchos más, pero este es un buen comienzo.
El manejo de personal no es tarea fácil, el trato con las personas, lidiar con las personalidades y emociones de cada integrante del equipo, potenciar lo mejor de cada uno, conciliar y distribuir asignaciones, son solo algunas de las responsabilidades de un líder. Ante una tarea que desde un principio se presenta con grandes dificultades es común incurrir en errores.
Si quiere convertirse en un buen jefe le dejamos un listado de los principales errores que cometen los supervisores con sus empleados, para que pueda hacerse una autoevaluación y corrija esos detalles que pueden estar haciendo que sus trabajadores no lo tengan en buena estima.
No escucha: es uno de los males más recurrentes, y suele hablar del ego. No escuchar y no interesarse en las opiniones de los demás proyecta sensación de tener la verdad absoluta y por lo tanto, genera incomodidades en el equipo.
Exceso de control: es cierto que los jefes deben supervisar, sin embargo, hacerlo sin dar respiro a los empleados termina por ahogarlos, cansarlos y lo peor de todo, aniquila su creatividad. Es necesario dar un poco de libertad y brindar espacios para crear e innovar.
Sobrecarga de trabajo: equilibrar responsabilidades y cargas no es sencillo, influyen muchos factores, bien sea que alguien tiene más facilidad para una tarea, ser más eficientes o llegar a la meta más rápido. Pero es importante no olvidar que mientras más se sobrecargue de trabajo, corremos el riesgo de que la productividad disminuya a causa de la desmotivación o desgaste.
Falta de confianza: No creer en el equipo y en sus habilidades es uno de los errores más letales. Dar por sentado, que no tienen la capacidad de llevar a cabo una tarea, o que constantemente está a la espera de que se equivoquen, lo conduce a otro error, no desafiarlos y cuando un empleado no se siente retado, entra se supera y no saca lo mejor de sí mismo.
No modelar con el ejemplo: no hay nada peor que un jefe que exija cosas que él mismo no cumple. Esto da una sensación de hipocresía y de distanciamiento muy dañino para cualquier equipo.
No dar la cara: los jefes deben ser la voz del equipo y representar sus intereses. Si un jefe no es capaz de elevar las quejas, tratar de solventar las inconformidades de su gente y defenderlos ante terceros e incluso superiores, no será bien visto. El jefe debe ser el último que salte cuando el barco se está hundiendo, no el primero en escapar para no verse salpicado por los daños. Las responsabilidades son compartidas. El error de un subordinado automáticamente también se convierte en un error del líder.
Muchas veces la desmotivación de un equipo de trabajo comienza por la cabeza, hay que saber identificarlo y corregirlo, porque de lo contrario los empleados se verán más tentados a abandonar la empresa, pero también lo hará el próximo que venga, ya que la raíz del problema se mantiene intacta.