Si bien existen personas que poseen una especie de don para manejar el dinero, para la mayoría se trata de una tarea difícil de realizar, y esas tareas complicadas se van convirtiendo en hábitos.
Tener buenos hábitos financieros no es fácil pero, ¡claro que es posible!
Se trata de acciones que pueden parecer muy lógicas o inofensivas, pero que poco a poco amenazan su estabilidad económica y, si no se toman las precauciones a tiempo, podrían terminar arrepintiéndose.
Si estás molesto, ¿compras? Si estás feliz, ¿compras? Entonces el problema es que eres un comprador emocional. Una solución a esto es esconder las tarjetas o salir de casa sin mucho dinero cuando te sientas así.
2. ¿No sabes cuánto gastas?
Si no sabes cuánto gastas, no puede saber cuánto podrías ahorrar. Si ordenas tu dinero sabrás cuánto estás destinando a cada área de tu vida.
3. Usar la tarjeta de crédito para gastos pequeños
Si bien los plásticos son una herramienta útil, no quiere decir que debas usarlos para cada cosa pequeña que compres pues sólo está generando más intereses. La única justificación para usar una tarjeta en gastos pequeños, es si te da alguna promoción.
4. No tener metas financieras claras
No saber qué quieres hacer con tu dinero o cuáles son sus aspiraciones también puede hacerle perder la batalla. Es saludable establecer ciertos objetivos a corto y largo plazo, así sea ahorrar un salario completo o pagar las vacaciones al contado. Tú decides.
Planificarte es la clave para poder llevar unas finanzas ordenadas e ideales. Es un trabajo del día a día pero te aseguro que valdrá la pena