Una sociedad puede potenciar un negocio o condenarlo al fracaso según la calidad de la misma. Es por ello, que si está pensando en buscar a alguien con quién realizar una sociedad, es importante que se detenga, lo piense un poco y lea esta nota.
Escoger un socio para un proyecto o emprendimiento, es casi tan importante como conseguir la pareja con la que desea compartir el resto de su vida.
Su socio será la persona que le acompañará en cada batalla, con quien celebrará triunfos o con quien compartirá los mal sabores de un fracaso. Es por ello, que es fundamental seleccionar una persona adecuada, con la que se sienta confianza y seguridad.
Los opuestos se atraen: Esta frase puede sonar a cliché, pero sin duda en una sociedad es fundamental conseguir a alguien que tenga la capacidad de complementarle, de ver eso que usted suele pasar por alto y hacer aquello para lo que usted no tiene habilidad, pero que es importante para el desarrollo del negocio, de esta forma logrará la ecuación perfecta y obtendrá siempre un punto de vista diferente, que le ayudará en la búsqueda de la excelencia.
Visión compartida: si se tendrá un compañero de viaje, este debe estar tan motivado como usted por el destino que se escogió, para que pueda ser una travesía agradable. Una característica que no puede faltar en una sociedad es la de remar en la misma dirección. Ya está probado que aquellos que aman lo que hacen se comprometen más y no hay nada mejor para asegurar el éxito que un socio comprometido.
Trayectoria: Al momento de escoger un socio, es importante no solo fijarnos en aspectos como si es una persona amable o simpática, un amigo, o un familiar. También es fundamental responder a la pregunta ¿qué puede aportar esa persona al negocio o proyecto? Puede ser experiencia, capital, una red de contactos o clientes, la idea o la estrategia, no importa lo que sea, siempre y cuando aporte valor y ayude a crecer o consolidar. Al potencial socio hay que conocerlo más allá de la relación cotidiana que se pueda tener, hay que saber realmente cómo es en los negocios, y cómo es trabajar con esa persona, cómo lidia con los problemas, cómo es su trato con el personal, etc.
Definición de roles: cómo será la asignación de responsabilidades y la dedicación de tiempo de ambos. Una puede complementar a la otra, es decir uno de los socios puede tener mayores responsabilidades pero que impliquen menos dedicación de tiempo o viceversa. La clave aquí está en conocer las expectativas de la otra persona y saber hasta dónde está dispuesto a dar y a ceder. Esos puntos deben estar claros desde un principio, y si es posible por escrito para evitar malentendidos.
Cultura y valores comunes: Así como hablamos de compartir una misma visión, también es importante tener una ética profesional y valores comunes. Si usted es una persona estricta, puntual, ordenada, es posible que si su socio es impuntual, desordenado, despistado o descuidado, puedan tener diferencias importantes que quizás no sean llevaderas en el largo plazo. Debe buscar alguien que actúe con rectitud y transparencia y en quien pueda confiar.
Comunicación: Su socio debe ser una persona con la que pueda hablar, que escuche, que sea abierto a recibir sugerencias, reclamos. Que no se encierre, sino que por el contrario, sea alguien dispuesto siempre a mediar, a resolver, a dialogar y a conciliar.